El
Zapatismo
El siglo XX inició con la idea de la revolución, Francisco I.
Madero pensaba en que la política sería la solución a los problemas de México.
Sin embargo, otros hombres, entre ellos Emiliano
Zapata, creían que la solución se encontraría en una distribución
justa de la tierra.
Al principio Zapata, Pablo Torres
Burgos, Gabriel Tepepa y Ambrosio Figueroa se unieron en el sur al movimiento
revolucionario. Poco a poco emergió la figura de Zapata como el líder
indiscutible del movimiento y sus acciones fueron claves, en especial
la toma de Cuautla, el 19 de mayo de 1911, que fue uno de los golpes mortales al porfiriato.
La
división entre Zapata y Madero
Parecía que México entraría rápidamente en la paz y el
progreso, sin embargo, los Tratados de Ciudad Juárez, fueron un grave error,
que provocó que se instalara en el poder el Neoporfirismo, encabezado por
Francisco León de la Barra, quien no escatimó recursos para enfrentar a Zapata
con Madero. Envió a Morelos a Victoriano Huerta, quien junto con Juvencio Robles
fueron implacables con los pueblos.
El Apóstol de la democracia llegó a la presidencia por el
voto mayoritario del pueblo a
finales de 1911. Sin embargo, la división con las fuerzas surianas se agravó
tanto, que Emiliano decidió desconocer su gobierno y lanzar el plan de Ayala
del 25 de noviembre de 1911. Desde entonces Zapata se propuso defender sus
ideas hasta vencer o morir. Al principio se reconoció como jefe del movimiento
a Pascual Orozco, que había jugado un papel clave en la caída del antiguo régimen.
Por la decena trágica, Huerta ascendió la poder, matando a Francisco I Madero.
Zapata se mantuvo firme a su proyecto y no aceptó aliarse con el nuevo
gobierno.
El
clímax del zapatismo
Después se decidió que Zapata siguiera dirigiendo el
movimiento sureño, que se enriqueció con las ideas anarquistas de personajes
como Antonio Díaz Soto y Gama. Huerta cayó por el avance de los
Constitucionalistas y dejó en la presidencia a Francisco S. Carvajal, pero el
embate revolucionario era imparable y se firmaron los tratados de Teoloyucan,
el 13 de agosto de 1914.
Venustiano Carranza convocó
a una convención, que produjo la escisión definitiva entre los revolucionarios. El
momento cúspide del zapatismo se dio durante la guerra de facciones. Francisco
Villa y Emiliano Zapata, los dos líderes más apreciados
por el pueblo aceptaban el pacto de Xochimilco en
diciembre de 1914, para enfrentarse a los constitucionalistas de Venustiano
Carranza. Sin embargo, una lección no aprendida provocó la derrota de los
convencionistas, la falta de unión real en el aspecto militar y el que Villa
hubiera enfrentado a Obregón en Celaya, canceló definitivamente la oportunidad
de un proyecto alternativo popular. Las ideas zapatovillistas se quedaron
plasmadas en el Programa de las Reformas políticas sociales de la revolución
promulgado en Jojutla, el 18 de abril de 1916, que servirían de la base a la
Constitución de 1917.
El
fin del zapatismo
Desde 1916 Zapata vio mermada sus fuerzas, su movimiento tuvo
que seguir la guerra de guerrillas,
hasta que fue traicionado por Jesús Guajardo, quien fingió unirse a su causa.
El 10 de abril de 1919 al entrar a la hacienda de Chinameca fue asesinado el
general Zapata, el autor intelectual había sido Venustiano Carranza.
Zapata sigue vivo en los corazones de los campesino e
indígenas del país, porque quiso rescatar el México profundo, que sigue
esperando resurgir como proyecto de nación.
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